El otro día mi hermana me comentaba que las lechugas del huerto urbano de su escuela se impregnaban de pulgón y me preguntó el porqué. Yo le contesté que en mi caso es al contrario: ni mis plantas ornamentales ni las de huerta me cogen pulgón.
Seguramente es debido a lo siguiente:
– Ella tiene la escuela en Barcelona ciudad, sinónimo de contaminación y más temperatura. Se trata de una escuela que está rodeada de edificios y todos los edificios desprenden más calor.
– Yo vivo en un pueblo cercano a Barcelona a 30 Km y de cara al mar con menos contaminación y con mucha ventilación (la sal del mar depura y cicatriza).
– Su huerto en invierno sólo dispone de 3 horas de sol y sólo del sol de las 9 de la mañana hasta las 12.
– En cambio mi huerto dispone de sol prácticamente todo el día. El sol es un desinfectante, limpia y sanea.
Existe una cita en catalán que dice así: A la casa que hi entra el sol ni hi entren els metges
En resumen: sus condiciones atmosféricas son bastante negativas
Solución:
Le he comentado que para evitar el pulgón plante al lado de las lechugas: dientes de ajo, tagetes o clavel moro y le facilitaré unas semillas de una planta llamada Raphanus raphanistrum que detestan los pulgones.
Te ocurre lo mismo, en tu huerto?. Quieres más consejo sobre control biológico?