No siempre. Existen otras causas que detallamos.
El hierro es un elemento de suma importancia para el desarrollo y crecimiento de las plantas, es uno de los denominados microelementos nutritivos, necesarios en una correcta alimentación. La falta de hierro o clorosis férrica se manifiesta con estas características: las hojas son pálidas y se ponen amarillas entre las venas. Las nervaduras se quedan verdes. Los tallos son cortos y delgados. El crecimiento es reducido.
Causas:
– A menudo la falta de abonos NPK (nitrógeno, fósforo y potasio) o una descompensación entre ellos puede provocar una fuerte coloración amarillenta de las hojas.
– Un drenaje deficiente provoca el amarillento de las hojas por falta de saneamiento, de oxigenación
– La tierra muy compactada provoca asfixia en las raíces y como consecuencia provoca amarillamiento
– Exceso de riego. Sobre todo si el drenaje no es perfecto.
– La mayoría de plantas acidófilas presentan hojas amarillas si están plantadas en tierras calcáreas o son regadas con aguas calcáreas. También es el caso de mimosas, melocotoneros, magnolias… en suelos calcáreos.